Llega el buen tiempo y después de tantos meses de frío y poca luz

sólo pensamos en salir, pasear al sol e imaginar nuestras ansiadas vacaciones.

Pero antes de empezar a planear y preparar nuestros viajes y maletas, debemos preparar nuestra piel ante estos primeros rayos UV si no queremos que ésta se resienta.

A continuación te damos 4 consejos para cuidar tu piel antes y durante esta época.

PASO 1

Lo primero que debes hacer para que tu piel esté en perfectas condiciones antes de tomar el sol es exfoliarla.

Así es, limpiarla correctamente y eliminar todas aquellas impurezas a las que está sometida a diario, sobre todo en el invierno que no la prestamos atención porque está debajo de la ropa y que por el frío no la hidratamos lo suficiente y nuestra piel está desnutrida y sufre.

Puedes comprar un exfoliante o bien prepararlo tu mismo con azúcar, miel o avena. Aplica de forma homogénea en todo tu cuerpo, pero sobre todo en el rostro y los hombros. Lo importante es que te deshagas de las células muertas y dejes espacio para la piel nueva. Puedes adquirir un guante de sisal, eficaz en estos casos, porque a su vez reactiva la circulación de la sangre y reactiva la renovación celular, permitiendo más oxígeno y “aire” para la dermis.

PASO 2.

Hidratación profunda. Como se dijo anteriormente, en invierno no prestamos atención a la piel, si está seca, con “escamas”, etc. Una vez que está libre de impurezas por la exfoliación, lo que debemos hacer es hidratarla.

Lo importante al elegir una crema es que hidrate la dermis en profundidad, le aporten suavidad y luminosidad y continúen con la limpieza previa. Con los poros ya abiertos tras la exfoliación, la piel recibe mejor los beneficios de los productos elegidos.

Para la cara, es conveniente utilizar una hidratante según el tipo de piel, que la proteja de las agresiones externas como el sol, la arena, el viento, etc; debe quedar fresca, hidratada y resplandeciente.

PASO 3.

Cuida tu dieta. Presta atención a una dieta adecuada, cuidando qué es lo que comes cada día. De nada sirve usar las mejores y más costosas cremas para exfoliar e hidratar si después no cuidamos nuestro interior.

Los alimentos ricos en carotenos son los ideales en este caso. Por ejemplo, en este grupo encontramos melones, albaricoques, tomates, calabaza y zanahorias. Estimulan la síntesis de melanina y te ayudan a adquirir un mejor bronceado, más parejo y uniforme.

Y por último, no te olvides de las vitaminas y los antioxidantes que son más que importantes no sólo para prepararte para el verano sino también para tu vida todo el año. Para obtener vitamina A consume pescado como el salmón o la caballa y para vitamina E, aceites vegetales y cereales.

PASO 4.

El último paso de estos cuatro es adquirir color antes de lanzarte al mar o a la piscina. ¿Cómo? Con un acercamiento gradual a los rayos UV, añade algunos minutos de sol a tu rutina diaria pero no abuses de la exposición ya que la primera es la más peligrosa y dañina para nuestra piel. Recuerda los horarios permitidos para broncearse y que los días nublados también están presentes los rayos del sol.

A su vez, no dejes de lado los protectores solares. Comienza con un factor de protector alto y ve bajando de factor una vez tu piel vaya adquiriendo color, recuerda que no hay nada peor que una quemadura en la piel ya que causa daños irreversibles.

No son aconsejables las cremas bronceadoras ni los maquillajes porque lo único que logran es algo temporal y a la vez, tapan los poros y quitan brillo a tu piel.

Artículo encontrado en: mejorconsalud.com